La Armada del Ecuador ha llevado a cabo la primera gran operación antidrogas en el mandato del moderado Daniel Noboa, quien asumió el poder este jueves minutos antes de la operación militar. En un operativo realizado en San Cristóbal, 150 millas al sur de las Islas Galápagos, sus hombres interceptaron y capturaron un narcosubmarino, de casi 15 metros de eslora, en cuyo interior escondían 178 bultos de cocaína, en torno a cinco toneladas de droga.
La droga, cuyo destino era Centroamérica y EEUU, y los extranjeros que viajaban en su interior fueron entregados a la Policía. Ecuador se ha convertido en epicentro del narcotráfico en las Américas y sus puertos en las principales lanzaderas de cocaína hacia EEUU y Europa, pese al auge que vive el fentanilo. En el momento de la detención, el semisumergible, que apenas sobresalía en la superficie, navegaba a ras de agua.
En otra operación militar realizada en agosto decomisaron casi dos toneladas de cocaína. Las autoridades han detectado incluso tráfico de armas en estas vías marítimas del Pacífico. La semana pasada aprehendieron en una lancha 122 fusiles de largo alcance y 48 pistolas Glock.
Estos semisumergibles son un negocio redondo para los carteles mexicanos, como el del Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, que operan en Ecuador aliados a las poderosas bandas de Los Choneros, los Chonekillers, Los Lobos o Los Tiguerones. Los expertos calculan que su precio ronda entre el millón y los dos millones de dólares, por los que al llegar a su destino son hundidos. El precio de sus cargamentos se mueve entre 100 y 200 millones de dólares. En lo que va de año ya se han decomisado 25 toneladas de cocaína en las cercanías de las Islas Galápagos, Patrimonio de la Humanidad y la segunda reserva marina más grande del planeta.
Los narcosubmarinos son una de las herramientas más peculiares usadas en principio por los traficantes colombianos, que incluso se atreven a cruzar el Atlántico. En 2019, las autoridades españolas descubrieron en aguas gallegas un sumergible con 3 toneladas de cocaína en su interior. Se llamaba Che, partió de Brasil y hoy se exhibe en la Escuela de la Policía Nacional en Ávila.