La detención del exsecretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, ha detonado una tormenta política que sacude al Gobierno de Pedro Sánchez y despierta especulaciones sobre un posible adelanto electoral o el replanteamiento de alianzas en el Congreso.
Cerdán, considerado hasta hace poco uno de los hombres más cercanos al presidente Sánchez, fue encarcelado esta semana por orden del Tribunal Supremo, acusado de participar en una red de comisiones ilegales y corrupción administrativa que involucra contratos públicos y una red de empresas vinculadas a altos funcionarios.
Con su dimisión inmediata del Congreso y del PSOE, Cerdán perdió el fuero parlamentario y se convirtió en el símbolo de una crisis que amenaza con extenderse al núcleo mismo del poder socialista.
En tanto que el presidente Sánchez pidió disculpas públicas y aseguró haber sido «engañado», pero su imagen ha quedado severamente golpeada por la cercanía con Cerdán.
La oposición (PP y Vox) exige elecciones anticipadas, argumentando que el caso compromete la legitimidad del Gobierno.
Mientras que ma Conferencia Episcopal Española sorprendió al pedir un adelanto electoral, calificando la corrupción como «un cáncer que debe extirparse sin demora».
Un Congreso inestable
El Gobierno de Sánchez depende de una delicada red de alianzas parlamentarias: para mantenerse en el poder, el PSOE necesita el respaldo de formaciones nacionalistas, independentistas y de izquierda radical.
El caso Cerdán ha creado fisuras internas y desconfianza entre aliados, especialmente tras revelarse que el propio Cerdán gestionó los pactos de investidura con Junts y ERC.
“El PSOE está solo. Sus socios están esperando ver si este barco se hunde o no”, declaró un diputado del PNV bajo anonimato.
Hasta ahora, Sánchez ha reiterado su intención de agotar la legislatura hasta 2027.